El Huapango es una
manifestación eminentemente alegre, es baile y no danza ritual.
En este baile las parejas
de hombres y mujeres, sin abrazarse, sin tocarse las manos siquiera, con tan
solo la intención y el sentimiento, las miradas, los giros y vueltas, y el
aparente desdén femenino y el ruego de su pareja, constituyen un lenguaje codificado
para requerir amores, dejando traslucir el gusto y las apetencias, cuando se
siente que arde la sangre con el sol en llamas que ilumina la hermosura
portentosa de la hembra Huasteca.
El Huapango se nos
presenta como un baile ejecutado sobre la tarima.
Tiene como marco musical
el violín, la jarana y la guitarra quinta guapanguera, y cobra vida en las
parejas y conjuntos coreográficos que lo interpretan y lo preservan en el
golpeteo rítmico del taconeo de sus bailadores, jóvenes garridos y hembras zalameras,
que hacen vibrar las notas armoniosas de los sones huastecos; mientras los
rancheros inspirados se atreven a parar la música para lanzar al viento sus
décimas cadenas y trovos o versos de amor, de reto, de dolor, de picardía, de
animales y de fundamento (filosófico), en donde hace su aparición el
sentimiento y la inspiración de un pueblo que goza, que sufre y que sueña, pero
que igualmente sabe luchar, a brazo partido, sin escatimar sudor a la fatiga.
El Huapango huasteco es un
género musical y dancístico llamado también Son Huasteco. Su origen lo
encontramos dentro del folklore español, derivándose de los cantos flamencos,
los fandangos y fandanguillos de malagueñas, zapateados, seguidillas, peteneras
y de los ritmos de boleros, tangos y guajiras y otros géneros líricos y
coreográficos, que llegaron a nuestro país desde el siglo XVI, apareciendo en
nuestra región Huasteca a fines del siglo XVII y a principios del siglo XVIII.
El huapango surgió de
bailes y trovas populares españolas.
Se desarrolló como una
expresión propia de los sectores mestizos y aún de los indígenas, dejando ver
las diferencias tan grandes que existían entre al música propia indígena (de
carácter religioso), a la música alegre y festiva del Huapango (de carácter
pagano, es decir no adoratorio).
Esta tradición de bailar
música de Huapango está presente en la vida de los peñamillerenses que lo
disfrutan en sus fiestas tradicionales de las principales localidades, como en
la Cabecera Municipal, Camargo, Río Blanco, La Misión de Palmas, El Portugués,
Los Álamos, Molinitos, y otras más.
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