El Cerro de las Campanas
es una colina ubicada en la Ciudad de Querétaro, Estado de Querétaro, en
México. Un solo hecho, que duró segundos, le dio fama y un lugar en la historia
nacional: el triple fusilamiento de un emperador, un presidente y un general.
Su nombre se debe al
sonido semimetálico, similar al emitido por campanas, producido por rocas al
chocar entre sí o por golpes con objetos metálicos, que por ello se les
denomina fonolitas, que significa «piedras sonoras». Muchos turistas se han
llevado fragmentos de este material. Ya sólo quedan dos, en exhibición. Este
cerro estaba a las afueras de la ciudad. El crecimiento poblacional lo engulló.
Ahora prácticamente está en el centro citadino.
Historia
El ejército republicano,
al mando del general Mariano Escobedo, tenía sitiados a Maximiliano de
Habsburgo y a las pocas tropas de Francia y conservadoras que le quedaban. El
15 de mayo, en la falda oriental del Cerro de las Campanas, Maximiliano entregó
su espada al general Escobedo, lo cual significaba su total rendición. Ahora
existe un pequeño obelisco que marca el acontecimientoo. Ahí fueron hechos
prisioneros Maximiliano y sus generales Miguel Miramón, expresidente de México,
y Tomás Mejía. Fueron juzgados en el Teatro de la República por un tribunal de
guerra, encontrados culpables y sentenciados a fusilamiento.
Al amanecer del 19 de
junio de 1867, a las 7:05 a. m., fueron llevados al Cerro de las Campanas para
que se cumpliese la sentencia. Dieciocho soldados finiquitaron cinco años de
intervención francesa y el gobierno de un extranjero. Divididos en tres grupos,
los fusilaron en la ladera del oriente, a unos 350 metros de donde se habían
rendido.
Después del fusilamiento,
en el mismo lugar se colocaron tres montones de piedras con cruces de vara. Después
se colocaron cruces de madera, que hoy se encuentran en el Museo de la Magia
del Pasado, de Querétaro, sito ahí mismo. En 1886 se levantó un sencillo
monumento: cuatro columnas de madera sosteniendo rejas de hierro que formaban
un cuadrilátero de unos 10 por 5 metros, en cuyo centro había tres columnas de
cantera con los nombres de los fusilados.
Reanudadas las relaciones,
Austria pidió permiso para construir una capilla, cuya construcción se comenzó
en 1900. Autor del proyecto fue el arquitecto vienés Maximiliano von Mitzel. La
construcción se le encomendó a Francisco Kaska y a Santiago Jimeno, a quien
sustituyó Marciano Tinajero. Los trabajos de hierro y madera se hicieron en la
Escuela de Artes. Su bendición ocurrió el 10 de abril de 1901, por el obispo de
Querétaro, Rafael Sabás Camacho y Guzmán.
En el decenio de 1950, en
la ladera del poniente se construyeron las instalaciones de la Feria de
Querétaro, la cual sería trasladada en «los '70». En 1967, a una parte se le
declaró parque nacional. En él, en la cima del cerro, se construyó una
explanada de cantera de 53 metros de diámetro con balaustrada en el perímetro.
Se accede por el lado del sur, mediante una escalinata. Hacia el lado
occidental se erigió un monumento del presidente Benito Juárez viendo hacia el
oriente, de 13 metros de altura, sobre una base rectangular de seis metros de
altura por 14 de longitud y siete de anchura. Se inauguró el 15 de mayo de
1967, en el centenario del triunfo de la república, por el presidente Gustavo
Díaz Ordaz y el gobernador Manuel González Cosío.
Otra parte se otorgó a la
Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Entre 1972 y 1973 se construyó el
Centro Universitario en las laderas sur y poniente. En el transcurso de los 30
años siguientes se construyeron nuevos edificios de la UAQ, incluso en la
ladera del norte.
El parque nacional,
ubicado en el lado oriental y en el centro del cerro, sólo tiene dos edificios:
la capilla y el Museo de la Magia del Pasado.
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